Atención y educación de la primera infancia en situaciones de emergencia

Este informe temático tiene como objetivo identificar las cuestiones clave, los desafíos, las prácticas innovadoras y las recomendaciones relacionadas con la prestación de la atención y educación de la primera infancia en situaciones de emergencia. Comienza presentando las definiciones y marcos operativos clave. Después describe los desafíos principales de las áreas prioritarias de acceso y equidad, calidad, participación de los cuidadores y la comunidad, datos y evidencia, gobernanza, políticas y coordinación, y financiamiento; y resalta algunas prácticas exitosas que han abordado estos desafíos en entornos de crisis. Concluye brindando recomendaciones estratégicas a las partes interesadas, incluidos los gobiernos y los socios humanitarios y de desarrollo, para proteger y expandir el acceso equitativo de las niñas y niños pequeños afectados a una atención y educación de la primera infancia de calidad en contextos de emergencias y crisis.

  • Organización

    Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

  • Autores

    Lily Calaycay

  • Fecha de publicación

    2022

  • Idioma

    Inglés

  • Link documento

    Ir al documento

Aprendizajes clave/ Recomendaciones / Estrategias

Conceptos Clave

Atención y educación de la primera infancia: es un componente fundamental de la respuesta humanitaria y de la educación en situaciones de emergencia que aborda las necesidades integrales de las niñas y niños pequeños (entre el nacimiento y los 8 años) desde un enfoque multisectorial de cuidado y educación. Brinda el apoyo inmediato y los servicios vitales que las niñas y los niños necesitan en contextos de crisis: vivienda, salud, nutrición, protección, educación y apoyo psicosocial en un entorno seguro y acogedor.

Marco de cuidados cariñosos: conjunto de condiciones que permiten a las comunidades y a los cuidadores proteger a las niñas y niños de amenazas, garantizar su salud y nutrición, y brindar interacciones receptivas y de apoyo emocional que pueden promover el desarrollo de mecanismos emocionales y cognitivos saludables de afrontamiento. Se centra en fomentar el máximo potencial de las niñas y los niños, en el período comprendido entre el embarazo y los 3 años, a través de cinco componentes esenciales: buena salud, nutrición adecuada, oportunidades de aprendizaje temprano, seguridad y protección, y cuidados receptivos.

Cuidados receptivos: es un componente clave de la crianza que se refiere a la capacidad de los cuidadores para comprender y responder a las necesidades de las niñas y niños de manera oportuna y adecuada. Ayuda a crear protecciones a largo plazo contra las crisis y puede mitigar los efectos negativos de la adversidad en las niñas y niños pequeños.

Enfoque sistémico: perspectiva holística e integradora centrada en el desarrollo y la protección multidimensional (física, cognitiva, psicosocial, espiritual y emocional) de las niñas y los niños pequeños y en el fortalecimiento de la acción colectiva para su atención y educación en emergencias. Reconoce la importancia de la coordinación y colaboración intersectorial (sectores de educación, salud y nutrición, saneamiento e higiene, y protección infantil) para satisfacer a corto y a largo plazo las necesidades superpuestas de las niñas y los niños en crisis, y de la alineación entre las partes interesadas (gobiernos, socios humanitarios y de desarrollo, comunidades, organizaciones e instituciones sociales, y familia) para priorizar y garantizar la calidad de la atención y educación de la primera infancia en situaciones de emergencia en todas sus áreas (acceso y equidad, calidad, participación de los cuidadores y la comunidad, datos y evidencia, gobernanza, políticas y coordinación, y financiamiento).

Aprendizajes

ATENCIÓN Y EDUCACIÓN DE LA PRIMERA INFANCIA EN SITUACIONES DE EMERGENCIA

¿Cuál es el impacto de las emergencias y crisis en las niñas y niños pequeños?

  • Las emergencias afectan actualmente a millones de personas en todo el mundo y tienen un impacto desproporcionado en las poblaciones más vulnerables. Los tipos de emergencias incluyen crisis geopolíticas, desplazamientos, desastres geofísicos y climáticos y pandemias que afectan los medios de subsistencia de las familias y provocar traumas, estrés, separación familiar, trastorno en las rutinas por cambio de vivienda y escuela, y alteración de la dieta alimentaria.
  • La niñez que se encuentra en esos contextos de emergencia y crisis, que experimenta una prolongada exposición a eventos adversos, pobreza crónica, privación nutricional, violencia o conflictos, corre un mayor riesgo de tener afecciones en la salud física y psicosocial, de desarrollar dificultades cognitivas, conductuales y emocionales que pueden tener impactos en su desarrollo multidimensional y bienestar a largo plazo.

 

¿Por qué es tan importante la atención y la educación de la primera infancia en situaciones de emergencia y crisis?

  • Sirve para abordar las necesidades multifacéticas de las niñas y los niños pequeños afectados, cuando los sitúa en el centro de la programación.
  • Interviene en un período de significativo desarrollo cerebral de las niñas y los niños, por lo que es fundamental para su bienestar y puede ayudarlos a alcanzar su máximo potencial cuando se brinda con calidad.
  • Apoya directamente a las niñas y niños pequeños afectados, y también extiende la ayuda a mujeres embarazadas, madres lactantes, padres y otros familiares y cuidadores.
  • Proporciona protección que salva vidas y ayuda a mitigar los peores efectos de la crisis, incluido el estrés tóxico que puede retardar el ingreso a la escuela de las niñas y niños pequeños y a largo plazo puede ocasionar el desarrollo de comportamientos agresivos, una salud física y mental deficiente y afecciones en el aprendizaje de los conocimientos fundamentales.
  • Es cada vez más esencial para poner fin a las muertes prevenibles, apoyar el sano desarrollo motor y socioemocional de recién nacidos y niñas y niños pequeños, y asegurar la salud y el bienestar general de la primera infancia.
  • Mejora las estrategias de afrontamiento de las niñas y niños pequeños y ayuda a restaurar la sensación de normalidad en la vida cotidiana.
  • Fomenta la inclusión y la cohesión social en situaciones de crisis cuando incluye contenidos adaptados a las distintas características y necesidades de los estudiantes y métodos que promueven la no violencia y desafían los prejuicios (incluidas las discapacidades y la diversidad étnica y cultural) y
  • Garantiza transiciones fluidas hacia los primeros años de la educación primaria, fomentando la continuación del aprendizaje basado en juegos y proyectos hasta los 8 años.
  • Puede sentar las bases para una buena salud y nutrición, un exitoso desarrollo académico, un aprendizaje socioemocional provechoso y una productividad económica a lo largo de la vida.

 

¿Cuál es la situación global de la atención y la educación de la primera infancia en situaciones de emergencia y crisis?

En cuanto a la garantía del acceso, equidad y calidad:

  • • El acceso a los programas y servicios de la atención y la educación de la primera infancia suele ser limitado en entornos de emergencia y crisis, no está garantizado por la legislación nacional. Menos de un tercio de las niñas y niños en edad preescolar de los países afectados por crisis están matriculados y los grupos marginados enfrentan obstáculos adicionales para obtenerlo.
    • La cobertura es inequitativa, a menudo varía entre regiones, se observan disparidades entre zonas urbanas y rurales.
    • Los daños a la infraestructura por desastres o desplazamiento suelen conducir a una pérdida de acceso a instalaciones de cuidado y aprendizaje temprano.
    • No está garantizado el diseño de un plan de estudios holístico que apoye el desarrollo físico, psicosocial, emocional y cognitivo de las niñas y niños pequeños y que aborde integralmente las áreas de salud, nutrición, seguridad, cuidados receptivos y oportunidades de aprendizaje temprano desde el marco de cuidados cariñosos, lo que afecta significativamente su calidad.
    • Los currículos no suelen ser sensibles al conflicto e inclusivos, pues no abordan sustancialmente la conciencia ambiental, la resiliencia climática, la comprensión del concepto de desarrollo sostenible y el desarrollo de acciones positivas como el reciclaje; y tampoco incluyen efectivamente el contexto local mediante la incorporación de prácticas culturales, lingüísticas y educativas de las diferentes comunidades y la consideración intencional y reflexiva de los temas de violencia, desplazamiento y marginación de los territorios en crisis.
    • Existe escasez de personal capacitado para la atención y la educación de la primera infancia, especialmente en zonas de conflicto armado y desplazamiento.
    • El personal educativo de todos los niveles, en países de bajos y medianos ingresos, suele estar sobrecargado y mal equipado, a menudo carece de apoyo y capacitación suficientes para abordar las necesidades de aprendizaje específicas de los estudiantes afectados por la crisis y para gestionar su diversidad (orígenes culturales, etnias, particularidades lingüística o de aprendizaje).

    › Prácticas innovadoras que abordan el desafío de acceso y la equidad: programa pequeñas ondulaciones en Chad y programa hola sésamo en Irak, Jordania, Líbano y Siria (ver página 16)
    › Prácticas innovadoras que abordan el desafío de la calidad: modelos de laboratorio de juego y de colores de bondad en Bangladesh, y Aulas de curación preescolar en el Líbano (ver página 20 y 22)

Respecto a la participación y compromiso de los cuidadores y las comunidades:

  • Las crisis aumentan el riesgo de descuido físico y psicológico de las niñas y niños por parte de sus cuidadores debido a la forma en la que pueden afectar la perspectiva del cuidado receptivo.
  • No hay una colaboración sólida entre las familias y las escuelas para crear una mejor transición del hogar al preescolar y establecer patrones de interacción para toda la experiencia académica de las niñas y niños. Las familias más vulnerables, marginadas o desfavorecidas a menudo carecen de interés, conocimiento o tiempo para participar en la atención y la educación de la primera infancia. La participación de los cuidadores de niñas y niños con discapacidades es especialmente crítica.
  • La capacidad de los cuidadores para brindar cuidados cariñosos se ve afectada en entornos de emergencia por factores que incluyen estrés, inseguridad económica o falta de familiaridad con los servicios locales. El apoyo necesario para abordar sus propias necesidades sociales y emocionales no es consistente.
  • No se involucra a los cuidadores en el diseño de los programas, para que las intervenciones de atención y educación de la primera infancia pueden responder con mayor precisión a las necesidades específicas de las familias y comunidades.

    › Prácticas innovadoras que abordan el desafío de participación de cuidadores y comunidad: programa alcance y aprenda en Siria, Líbano y Jordania, y propuesta crianza positiva y fomento de la resiliencia en Irak y Colombia (ver página 27)

En lo que se refiere a su enfoque sistémico (que incluye datos y evidencia, gobernanza, políticas y coordinación, y financiación):

  • Existe falta de datos desagregados y evidencia estandarizada que fundamenten oportunamente la formulación de políticas y las decisiones financieras para garantizar un acceso equitativo en entornos de crisis:
    > Una carencia de datos sobre las niñas y niños más pequeños con discapacidad, refugiados, desplazados internos y externos, que conduce a una mala identificación de las poblaciones afectadas y sus necesidades, a una mala asignación de recursos que ya son insuficientes y a una desalineación de las respuestas y programas humanitarios y de desarrollo, y conlleva a la exclusión de las poblaciones más vulnerables de las políticas, planes y programas del sector educativo.
    > Una insuficiencia de datos sobre la salud, el crecimiento, la tasa de participación en el aprendizaje y el bienestar psicosocial de las niñas y niños menores de 5 años, y sobre sus cuidadores, en situaciones de emergencias y contextos violentos, que dificulta la comprensión de los riesgos a los que están expuestos y la definición del alcance de la respuesta humanitaria y educativa.
    > Una escasez de datos sobre la calidad de la programación (incluida la infraestructura física de los centros) y del aprendizaje temprano, las interacciones entre adultos y niños, y los resultados del desarrollo y el bienestar, que obstaculiza la priorización de la atención y la educación de la primera infancia en emergencias.
  • En diversas estructuras de gobernanza para la atención y la educación de la primera infancia en emergencias se presenta baja priorización política, falta de políticas nacionales y limitada coordinación multisectorial entre los diferentes organismos del gobierno y entre el gobierno y otros actores que brindan programación de atención y educación de la primera infancia.
  • Hay limitaciones de recursos de los gobiernos y falta de financiación específica de los sectores humanitarios y de desarrollo, que obstaculizan y restringen gravemente la prestación de atención y educación de la primera infancia a las niñas y niños afectados por la crisis.
  • Los esfuerzos de descentralización de algunos países han ampliado las disparidades en el financiamiento de la educación, lo que ha llevado a una mayor desigualdad en el acceso. Los fondos no se distribuyen equitativamente entre las zonas más ricas y más pobres, o son gestionados de manera inadecuada por parte de los gobiernos subnacionales.

    › Prácticas innovadoras que abordan el desafío de datos y evidencia: evaluaciones de Uwezo en Uganda y recolección de datos nacionales en Colombia (ver página 27)

    › Prácticas innovadoras que abordan el desafío de políticas y coordinación: iniciativa de aprendizaje de cohortes de Taller sésamo y Universidad de Virginia, y estrategia del Clúster Mundial de Educación 2022-2025 (ver página 29)

Estrategias

RECOMENDACIONES PARA PROMOVER UNA ATENCIÓN Y EDUCACIÓN DE LA PRIMERA INFANCIA DE CALIDAD EN CONTEXTOS DE CRISIS Y EMERGENCIAS

Para satisfacer las necesidades de las niñas y niños pequeños afectados por la crisis es necesario un esfuerzo colectivo multisectorial que trabaje sinérgicamente en:

Ampliar el acceso equitativo a la atención y la educación de la primera infancia y garantizar la prestación de servicios durante las crisis:

  1. La legislación nacional debe alinearse con los compromisos internacionales y trazarse desde un marco ampliado de derechos humanos para garantizar el acceso continuo de las niñas y niños a la atención y la educación de la primera infancia.
  2. La prestación a las comunidades afectadas por crisis por parte del gobierno y de actores no estatales debe ser equitativa e incluir a los grupos más vulnerables y marginados, con énfasis en la igualdad de género y en inclusión de las niñas y niños con discapacidades, así como de las poblaciones desplazadas.
  3. Las intervenciones y los planes de estudio deben ser holísticos, culturalmente sensibles a los conflictos, localizados y adaptables a contextos afectados por crisis, por lo que deben desarrollarse en estrecha colaboración con las comunidades y los cuidadores.
  4. Los docentes y proveedores de atención y la educación de la primera infancia deben estar capacitados y apoyados para satisfacer las necesidades de las niñas y niños pequeños afectados por conflictos y desplazamiento.
  5. La programación debe incluir apoyo psicosocial para niñas, niños, cuidadores y proveedores de los servicios.
  6. Los cuidadores deben participar en la programación para garantizar que las niñas y niños pequeños reciban atención receptiva y oportunidades de aprendizaje temprano en el hogar.

Garantizar la calidad de la prestación de atención y la educación de la primera infancia durante la crisis:

  1. Los gobiernos deben desarrollar e implementar estándares curriculares y laborales para todos los aspectos de atención y la educación de la primera infancia.
  2. Las normas y directrices humanitarias deben armonizarse para ayudar a mejorar la calidad de las intervenciones.
  3. El desarrollo del personal se debe priorizar. Las inversiones deben dirigirse a mejorar la calidad de los planes de estudio y del personal, incluido el apoyo psicosocial para los proveedores de servicios de atención y la educación de la primera infancia.
  4. El acceso de los docentes a recursos sobre el desarrollo de la primera infancia debe ser ampliado. Se deben vincular instituciones de Educación y formación técnica y profesional para brindar oportunidades de capacitación y establecer comunidades de práctica.

Implementar un enfoque sistémico para abordar los problemas subyacentes de la baja priorización y financiación de la atención y la educación de la primera infancia en entornos de crisis:

  1. La identificación y promoción de la atención y la educación de la primera infancia en emergencias deben ser priorizadas por los gobiernos y los donantes.
  2. Los compromisos asumidos en el contexto de foros globales –como el reciente llamado a la acción sobre la educación en crisis lanzado en la Cumbre Transformando la Educación–, puede usarse para generar impulso dentro de la comunidad internacional y garantizar que se tomen acciones concretas para priorizar la atención y la educación de la primera infancia en emergencias.
  3. El financiamiento de fuentes públicas y privadas debe incrementarse para mejorar la cobertura, la calidad y la equidad de la atención y la educación de la primera infancia tanto dentro como fuera de la crisis. Los gobiernos y los donantes pueden reforzar la financiación y el uso de los recursos disponibles de manera más eficiente y equitativa.
  4. Los donantes pueden armonizar los esfuerzos de financiación y aumentar la ayuda hasta al menos el 10 por ciento de las inversiones internacionales en educación para cerrar la brecha de financiación.
  5. Los gobiernos pueden aumentar la financiación asignada a las niñas y niños pequeños y mejorar la eficiencia del gasto de los recursos internos dando prioridad a las inversiones en menores de tres años y en aspectos de la atención prenatal, participando en diálogos sobre políticas y fortaleciendo la gestión de las finanzas públicas.
  6. Los gobiernos con recursos limitados pueden aprovechar fuentes de financiamiento no estatales, al mismo tiempo que realizan un seguimiento de los gastos y monitorean la eficiencia y las brechas de financiamiento.
  7. Los gobiernos deben posicionar la atención y la educación de la primera infancia en emergencias como un área estratégica crítica comunicándose con los donantes y fortaleciendo las campañas de atención y educación de la primera infancia en emergencias a través del marketing y la intermediación de evidencia.
  8. Las brechas en el financiamiento se deben abordar incluyendo fondos bilaterales y multilaterales, nuevos inversionistas y plataformas/mecanismos de financiamiento innovadores como el Poder de la nutrición, el Fondo de financiamiento mundial y el Fondo de financiamiento internacional para la educación.

Mejorar la coordinación y la alineación de los esfuerzos entre los sistemas educativos nacionales y los socios humanitarios y de desarrollo:

  1. Las partes interesadas deben fortalecer la coordinación entre sectores para aprovechar las oportunidades de intervenciones y financiamiento multisectoriales, mediante el desarrollo de marcos para esfuerzos integrados en materia de atención y la educación de la primera infancia en situaciones de crisis.
  2. Los puentes entre el sector humanitario y el de desarrollo deben afianzarse para garantizar que las intervenciones de atención y la educación de la primera infancia satisfagan las necesidades agudas a corto plazo de las niñas y niños pequeños durante las crisis y al mismo tiempo aborden sus necesidades a largo plazo y apoyen los resultados de desarrollo a largo plazo para individuos y sociedades.

Fortalecer los datos y la evidencia para orientar la formulación de políticas de atención y la educación de la primera infancia basadas en evidencia:

  1. Los datos sobre atención y la educación de la primera infancia se deben estandarizar y las definiciones se deben alinear y clasificar de una mejor manera para garantizar que la identificación y el uso de la información orienten oportunamente la toma de decisiones.
  2. Los datos deben ser holísticos y multisectoriales. También deben desglosarse por sexo, condición de discapacidad, condición de refugiado y otras variables que indiquen vulnerabilidad para garantizar que las intervenciones sean equitativas y lleguen a las poblaciones más marginadas.
  3. La recopilación de información debe incluir datos tanto del acceso y la equidad como de la calidad de la prestación de atención y la educación de la primera infancia, incluidos el plan de estudios, los docentes, la infraestructura y los materiales de aprendizaje, y los resultados de aprendizaje y salud de los estudiantes, para que los responsables de formular políticas dirijan recursos (financieros y humanos) y esfuerzos políticos hacia el fortalecimiento de los sistemas que permitan garantizar el acceso equitativo y la calidad de los servicios y programas.

Información para revisar directamente en el documento

Puedes tener todo el contenido de esta página dando click en el siguiente botón

Descargar