
Cuidado de la infancia en traumas, desastres y fallecimientos: Una guía para madres, padres y profesionales
Esta guía examina las reacciones de las niñas, niños y adolescentes ante los desastres naturales, los eventos traumáticos y la pérdida de un ser querido, identifica factores de riesgo relacionados y traduce los hallazgos de la investigación en orientaciones prácticas para la familia y el personal escolar que pueden ser usadas durante y después de la crisis, o en los esfuerzos de prevención para ayudar a niñas, niños y adolescentes a afrontar los desafíos emocionales que implican dichas situaciones. También reconoce algunos factores que promueven su resiliencia y describe distintas formas para fortalecerlos. Además, incluye estrategias específicas sobre cuándo y cómo obtener ayuda para problemas de salud mental en niñas y niños, recomendaciones para hablar con ellos sobre los acontecimientos traumáticos y su cobertura mediática, pautas de preparación para desastres naturales y técnicas específicas para ayudar a las familias a acceder a recursos comunitarios.
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Organización
New York University Child Study Center
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Autores
Harold Koplewicz, Marylene Cloitre
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Fecha de publicación
2006
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Idioma
Inglés
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Aprendizajes clave/ Recomendaciones / Estrategias
Conceptos Clave
Resiliencia: conjunto de creencias, sentimientos y comportamientos que permiten que niños y adultos se adapten con éxito a situaciones desafiantes y amenazantes y a sus consecuencias. La resiliencia no es un rasgo que los individuos tengan o no tengan, sino que puede fomentarse, aprenderse y moldearse a través de experiencias. Está determinada por las diferencias individuales y las respuestas de recuperación del entorno inmediato.
Perdidas primarias: perdidas físicas de una persona.
Perdidas secundarias: aspectos de la vida de las niñas y los niños que se pierden como consecuencia de las perdidas primeras (p.ej., sensación de seguridad, sentido de fe y propósito, sentido de identidad).
Aprendizajes
Respuestas a eventos traumáticos
Las respuestas de las niñas y niños al trauma se basan en una combinación de factores que se deben tener en cuenta a la hora de ayudarlos a afrontar una situación: temperamento preexistente, etapa de desarrollo, naturaleza del trauma y servicios que se brindaron.
Tipos de reacciones de las niñas, niños y adolescentes
- Evitación: eliminación de la interacción social, bloqueo de detalles del evento e incapacidad para expresar respuestas emocionales.
- Reexperimentar: juego repetitivo o actuación sobre eventos relacionados con el trauma, pesadillas frecuentes sobre el evento, reacciones psicológicas de angustia ante recordatorios del evento o comportamientos que sugieren la repetición de este.
- Mayor excitación: incremento de sensibilidad a imágenes, sonidos u otros estímulos relacionados con el evento, nerviosismo, dificultades para dormir, irritabilidad, escasa concentración, cambios de apetito, comportamiento desorganizado, llanto o aumento de ansiedad por el futuro.
Factores de riesgo
Relacionados con eventos traumáticos
- Impacto real en la vida diaria: las niñas y niños que fueron afectados directamente por el desastre corren mayor riesgo de sufrir reacciones negativas de estrés.
- Funcionamiento emocional de adultos significativos y cuidadores: las niñas y niños reaccionan a las respuestas de sus madres, padres y otros adultos, positiva o negativamente.
- Personalidad y temperamento: las características emocionales preexistentes y los estilos de afrontamiento de niñas y niños se acentúan en un momento de crisis, tanto sus fortalezas (impavidez, proactividad) como sus debilidades (ansiedad, temor, retraimiento).
- Género: los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de presentar problemas de conducta, como agresión y comportamiento antisocial; las mujeres son más propensas a tener problemas de estado de ánimo, como ansiedad o depresión.
- Factores de riesgo preexistentes, como problemas emocionales, de aprendizaje o sociales previos: con estos problemas se puede tener menos recursos para afrontar eventos traumáticos.
- Patrones y relaciones de comunicación familiar: las familias marcadas por peleas y conflictos estarán menos disponibles para brindarse una red de apoyo mutuo después de un evento traumático.
Relacionados con desastres naturales
- Previos al desastre natural: dificultades académicas, eventos vitales estresantes (p. ej., muerte, divorcio, factores financieros), historia de problemas emocionales o de conducta, apoyo social y amistades limitados, así como madres y padres con dificultades para afrontar la situación y brindar tranquilidad a los niños.
- Durante un desastre natural: experimentar miedo a que resulten heridos o muertos, ser testigos de la pérdida de un ser querido o mascota, experimentar angustia extrema, sufrir la pérdida de su vivienda o pertenencias, presenciar o experimentar el desastre.
- Tras un desastre natural: cambios significativos en el estilo de vida (reubicación, falta de vivienda, nueva escuela), interrupción en la red de apoyo social, desconexión emocional de amigos y familiares, revivir un evento traumático a través de los medios, pérdida de esperanza en el futuro o creencias de inseguridad.
Factores que promueven la resiliencia: sirven para que niñas, niños y adolescentes afronten eficazmente la adversidad
- Buenas relaciones: les permite aceptar el apoyo de quienes los rodean y brindar ayuda a otros.
- Panorama positivo: les permite considerar desenlaces positivos en un evento estresante.
- Optimismo: les permite visualizar su futuro y sus metas cuando se enfrentan a situaciones difíciles.
- Autoconfianza y visión positiva de sí mismo: les permite confiar en sus instintos y en sus capacidades para resolver problemas.
- Decidido y proactivo: les permite tomar el control de las situaciones.
- Orientado a objetivos: les permite ser proactivos a la hora de tomar medidas para alcanzar metas realistas.
- Persistente: les permite realizar tareas y enfocarse en alcanzar objetivos.
- Tolerancia a la frustración: les permite gestionar sentimientos e impulsos fuertes.
- Adaptación del pasado: les permite centrarse en situaciones que pueden cambiar y no insistir en aquellas que no.
- Realista: les permite mantener las cosas en perspectiva y no exagerar las situaciones estresantes.
- Atender las necesidades y sentimientos: les permite pedir ayuda y hablar sobre sus sentimientos y experiencias
Estrategias/Prácticas
¿Cómo ayudar a los niños afectados por desastres y trauma?
Escuela
Tareas Iniciales
De los administradores
- Implemente un sistema para comunicarse con el personal, la familia y los niños: notifique del evento (desastre o trauma) centrándose en los hechos y las acciones que efectuará la escuela.
- Designe personal responsable de la comunicación (contacto para familias) y de la atención a la comunidad escolar (profesional en salud mental).
- Gestione procesos de actualización informativa que reporten el suceso, las acciones institucionales posteriores y los recursos disponibles para familias.
De docentes y profesionales de la salud mental escolar
- Identifique a las niñas y niños en riesgo de sufrir dificultades: diseñe un plan para reconocer señales de advertencia y poner en marcha servicios oportunos.
- Brinde a las niñas y niños entornos seguros y tranquilos: fomente espacios dialógicos para la reflexión voluntaria/espontánea del evento.
Tareas continuas para los profesionales escolares
- Retome la estructura y rutina de la jornada escolar (en lo posible).
- Presente a las personas (funcionarios escolares) responsables de la seguridad para propiciar sensaciones de tranquilidad en las niñas y niños.
- Procure espacios de debate en el aula sobre el evento o dinámicas/actividades creativas para fomentar la expresión de sentimientos o sensaciones relacionadas.
- Continúe implementando procesos de reconocimiento de señales de atención en el aula y fuera de ella.
- Mantenga informadas a las familias de las acciones de la escuela frente al tema para que le den continuidad en casa.
Padres y madres
- Tengan en cuenta que las niñas y niños procesan eventos traumáticos a su propio ritmod; por eso, dispónganse a discutir los eventos en reiteradas ocasiones.
- No juzguen sus reacciones ante la pérdida o el trauma; normalícenlas y permítanle expresar sus sentimientos de diferentes maneras.
- Sean sensibles y pacientes con los cambios emocionales; las niñas y niños cambian de humor después de una pérdida importante o de un acontecimiento perturbador.
- Anímenlos a comunicar sus sentimientos; ayúdenlos a encontrar formas constructivas para expresar la ira, el miedo, la tristeza o la frustración. (Escribir en un diario, dibujar sus experiencias, asistir a ceremonias conmemorativas y otros rituales, compartir con sus compañeros).
- Dialoguen con ellas y ellos sobre los diferentes estados de ánimo o sentimientos que las personas, incluidos ustedes, pueden experimentar después de una tragedia, sean honestos pero eviten generar conflictos.
- Encuentren lugares y momentos para hablar con sus hijos sobre los acontecimientos, estén disponibles para cualquier pregunta, indaguen lo que saben y descubran sus inquietudes o dudas.
- Proporcionen a las niñas y niños información honesta y directa sobre lo ocurrido (conversaciones abiertas, lenguaje que comprenda). Eludir el tema transmite una compresión distorsionada del mismo (tabú) y puede generar incremento de sentimientos conflictivos (miedo, preocupación).
- Permitan que sus hijos mantengan la mayor cantidad posible de sus rutinas diarias durante los momentos estresantes, para que restablezcan gradualmente la sensación de normalidad y reduzcan significativamente sus ansiedades sobre lo sucedido.
- Motívenlos a ayudar y a ser voluntarios. Los niños tienden a recuperarse más rápido de un evento traumático cuando sienten que contribuyen a la recuperación de otros.
- Aliéntenlos a adoptar un nuevo pasatiempo o a participar en actividades divertidas, servirán como distracción.
- Supervisen la exposición a la cobertura de los medios, incluida la televisión, la radio y los periódicos. La sobreexposición puede ser abrumadora y provocar sentimientos de angustia e impotencia entre las niñas y niños, independientemente de la edad.
- Traten de mantener la calma; su ejemplo les enseñará a manejar situaciones estresantes de manera reflexiva.
¿Cómo deben prepararse para un desastre natural?
Nota: prepararse para un desastre reduce en las niñas, niños y adolescentes sentimientos de ansiedad y permite afrontar preocupaciones con antelación.
- Diseñen un plan de acción familiar para el desastre
- Definan responsabiidades, roles y tiempos de respuesta para cada miembro de la familia
- Designen un lugar de encuentro
- Creen un plan de comunicación
- Identifiquen rutas de evacuación
- Establezcan una red de apoyo social
- Preparen un kit de emergencia
- Desarrollen un plan de contigencia
- Propongan un plan alternativo en caso de perdida de vivienda
¿Cómo ayudar a las niñas, niños y adolescentes a afrontar un evento traumático o aterrador?
- Mantengan un entorno seguro y predecible que les permita jugar, aprender y crecer.
- Ayúdeles a establecer y mantener una relación cercana con un adulto, para que además de apoyo cuidado y aceptación, les brinde información, orientación y disciplina.
- Asegúrense de que conozcan las técnicas para calmarse (juegos, debates, actividades artísticas, música, consuelo físico, ejercicio, técnicas de relajación muscular, ejercicios de respiración profunda y uso de imágenes mentales tranquilas)
- Ayúdenles a comprender las probabilidades estadística de tragedias y desastres; una perspectiva realista permite que permanezcan alerta ante los peligros, pero libres de preocupaciones constantes de que sufrirán daño.
- Estén atentos a reacciones emocionales y conductuales negativas y proporcionen información sobre asistencia o tratamiento de ser necesario.
- Manténganlos informados, analicen los hechos y limiten la cobertura de noticias, proporcionen conocimiento veraz pero adaptado a su edad para evitar una comprensión distorsionada de los acontecimientos.
- Ayúdenles a establecer un conjunto de valores para guiar sus acciones.
- Estimulen su desarrollo de una perspectiva positiva para el futuro, fortaleciendo su sentido de autoeficacia para lidiar con el estrés.
¿Cómo promover habilidades saludables en las niñas y niños después de un trauma? (ayudarles a sobrellevar el duelo)
- Promuevan la expresión de sentimientos, proporcionen un lugar seguro, ayúdenles a etiquetar las diferentes emociones que tengan, normalicen sus sentimientos, utilicen recursos externos, como libros por ejemplo, para explicar o reflexionar los sentimientos.
- Mantengan rutinas y brinde sensación de seguridad, establezcan cuidados conscientes y estables.
- Fomenten amistades solidarias y redes sociales de apoyo incluyendo a maestros, amigos de la familia o compañeros/amigos de su edad que escuchen, entiendan, ayuden o que brinden oportunidades de interación normal.
- Enséñenles habilidades de afrontamiento, ayúdenles a planificar el manejo de las preguntas de sus compañeros o adultos, discutan sus preferencias o deseos sobre la privacidad de la situación y apóyenlos en la construcción de recuerdos positivos de la persona que falleció.
- Sintonicen sus experiencia y los signos de angustia, identifiquen sentimientos de culpa, supervisen los cambios en otras áreas de su vida (académica, social, deportiva), comprendan las variaciones de su estado de ánimo y ayúdenles a recuperar la confianza en sí mismos y el autocontrol.
¿Cuándo buscar ayuda para problemas de salud mental en niñas y niños?
Se debe considerar cuando una niña o niño parece no estar en sintonía con sus compañeros o muestra cambios o problemas notorios o constantes en cualquiera de las siguientes áreas:
- retorno al comportamiento típico de un niño más pequeño
- comportamiento agresivo
- hitos del desarrollo como el habla y el lenguaje
- sueño
- relación con familiares o amigos
- trabajo escolar
- estado de ánimo
- nivel de actividad
- alimentación
Después, el profesional de salud mental (psicólogo, psiquiatra, trabajador social o consejero familiar) deberá evaluar los síntomas con respecto a:
- nivel de interferencia con la vida diaria (escuela, casa, socialización con pares)
- intensidad
- duración
- adecuación a la edad
Decidir sin prejuicios ni temor
Al pensar en el tratamiento psicológico o psiquiátrico para las niñas, niños y adolescentes, a menudo se piensa en la psicofarmacología (medicamentos). Sin embargo, la medicación es sólo una opción entre muchas para ciertos trastornos, depende de la persona, el problema y sus preferencias. Hay una amplia variedad de tratamientos disponibles y su implementación es una decisión entre el profesional, la madres, el padre y, cuando corresponda, el adolescente. Algunos tratamientos se llevan a cabo solos, otros en combinación con medicamentos y otros implican juego y arte.
Algunos de los tratamientos sin medicamentos más comunes incluyen:
- Terapia cognitivo-conductual: ayuda al niño a aprender formas más productivas y adaptativas de pensar y comportarse.
- Psicoterapia tradicional de “charla”: se discuten problemas actuales, a veces a la luz de dificultades pasadas, y se desarrollan opciones para afrontar diferentes sentimientos y comportamientos, así como para entablar relaciones de maneras más efectivas.
- Terapia de familiar: se ayuda a un miembro de la familia a comprender cómo sus comportamientos afectan a los demás miembros, además de brindar instrucciones y estrategias para realizar cambios.
- Terapia de grupo: se exploran los problemas en colectivo con personas que comparten problemas similares.
- Psicoterapia interpersonal: se exploran sentimientos y respuestas dentro del contexto de diferentes relaciones y situaciones interpersonales o sociales.